A 3 km al norte de Gourdon, las Cuevas de Cougnac son ricas en concreciones naturales y en pinturas que datan del Paleolítico. Bajo la meseta calcárea, dos cavidades: una ofrece una fantástica lluvia de estalactitas, mientras que la otra, más espaciosa, desvela una sala de columnas y una sala de pinturas. Tonos de ocre y negro, líneas precisas… en la penumbra se revelan íbices, cérvidos, mamuts y formas humanas. Un viaje en el tiempo que no te puedes perder...

Un descubrimiento fabuloso

Ambas cuevas fueron descubiertas en 1949 y 1952. Cuenta la anécdota que un radiestesista, el Sr. Lagarde, habría presentido la presencia de estas cuevas y pinturas. Cuando la primera cavidad fue descubierta en 1949, las excavaciones prosiguieron con su valioso asesoramiento para descubrir la segunda.

Curiosidad mineral

Uno de los puntos fuertes de estas cuevas es sin duda alguna su importante vegetación mineral. De las paredes húmedas caen miles de estalactitas en una catedral de concreciones. Tan raras como sublimes, las fístulas forman esculturas que pueblan la oscuridad con formas extrañas, intrigantes, mágicas.  

Emoción pictórica

Algunos puntos negros sobre una pared, los contornos de un íbice, la silueta imponente de un mamut… Cuando de pronto, tras caminar en la oscuridad, descubres el gran friso iluminado, 25.000 años surgen ante ti. Huellas de dedos y animales, varios motivos con forma de aves… Desde los trazos rojos de óxido de hierro a los negros al carbón, todo un universo se abre ante los ojos.

Recomendamos…

La visita especial. Por espacio de dos horas, esta escapada subterránea guiada es una oportunidad para descubrir las cuevas en todos sus detalles. Entre anécdotas y explicaciones, aprenderás los secretos del arte parietal y conocerás de cerca las bellezas de la geología.