Ludovic y Maria han transformado la clase de los chicos en cocina y la de las chicas en comedor. Bajo la glicinia centenaria o bajo el patio que sirve de terraza en verano, se sirven raviolis de bogavante con salsa de coral, crujientes de vieiras con cabello de angel, suprema de codorniz (deshuesada...) con foie gras, o pastel helado con nueces. La cocina es de inspiración provenzal, elaborada en función de los productos del mercado. El menú unico propone un surtido asombroso a elegir entre seis entradas, seis platos -entre los cuales muchos pescados- y el mismo número de postres. ¡Una excelente lección magistral mencionada entre las mejores!